Perdí mi cámara, pero mi genial Mónica lo ha repoducido a las mil maravillas.
Salimos , la centuria dos en un autobús de Madrid hacia Villalba , casi todos eran de Acción Católica y se respiraba , por ello, un buen clima desde el principio del camino . Comimos en un restaurante, en las escaleras exteriores , quiero decir, y de tartera . Nosotras , mi colega Mónica y yo, compartimos unos pescaítos la mar de buenos , todo fritura .....y luego nos quejamos de los kilitos de más, como si luego no los fueramos a bajar con tanto "paseo".
En Villalba de Lugo estaba el Señor Arsobispo Rouco Varela que nos recibió y celebró la Eucaristía en una plaza de su propio pueblo natal.
Luego hubo un chupi show con unos cómicos contándonos la historia de Santiago de Compostela .... finalmente ese día nos fuimos a dormir al polideportivo de abajo que estaba hasta arriba de gente , sacos , olor a pies y móviles sonando a las tres de la madrugada .... había que levantarse a las seis.
A la mañana siguiente, ¡a correr para pillar baño! Mi incontinencia en esta experiencia se portó bastante bien... jeje nunca pensé que pudiera aguantar tanto sin ir al baño.
Después de los Laudes en la puerta del polideportivo, empezamos a caminar, 35 km aproximadamente, empecé a caminar, pero a eso de la mitad del camino, una oficinista que se precie como yo, no podia seguir el ritmo de mi centuria, iban los segundos, mi amiga Mónica con una vitalidad envidiable, me iba acompañando, pasaban las centurias a mi lado, pero no desfalleci, aunque fuera en la cola, yo quería seguir, hice una promesa y la tenía que cumplir, finalmente, a los 33 km, mis piernas no respondían, me monté en el autobús escoba, con una fiesta al ritmo de "Papa Americano, menuda fiesta, llegamos a otro polideportivo, y me tiré a un muro a descansar, no sentía mis piernas, cuando llegó Mónica de terminar el día de caminata, me dijo "¡sólo te han quedado 2 km, para terminar!", "¡qué rabia! le solté yo. Al día siguiente, ya nos dijerón que los que teníamos más dificultad, empezaramos desde la cabeza, para no fatigarnos tanto, y aquí empezó mi Camino de verdad, a mi paso, sabíendo lo que estaba haciendo, por qué, para qué, y mi promesa. Al ritmo de silencios de una hora, al principio, de canciones de peregrino como "Santiago Canta" y muchas más, además de oraciones, por mi parte muchas interiores, ya que mi aliento no me dejaba ni cantar.
Tuve varios angeles apoyándome y tendiendome su mano, entre ellos, mi siempre amigo, Pedro, del que nunca olvidaré su inestimable ayuda, cogiendo yo sus "riendas" y él subiendo las empinandas cuestas conmigo enganchada de las cuerdas de su mochila. Y mi Mónica, dandóme ánimos, agua, y descargando peso de mis hombros, además de aguantarme mis diferentes cambios de humor, además de la ayuda espiritual por parte de mi director, que desde que murió mi mamá, ha estado siempre a mi lado, con su consuelo, dandóme fortaleza.
Hubo una noche, que tuvimos dos opciones, dormir en tienda de campaña, o en las gradas, yo no me decidía, el campo de futbol donde ibamos a dormir era de tierra, y mis ojos los veía con la minima ráfaga de viento, llenos de tierra, entonces, de repente apareció Mónica corriendo: "¡ Sonso, he encontrado un sitio genial, hasta podemos tender la ropa! jajajjaja, era detras de una barra de un bar que había en la pista, con techo, y la encimera de la barra haciendome barrera, frente a cualquier levantamiento de tierra, era magnífico, lo fliparon mis responsables cuando vieron mi rinconcito.
En la caminata nos acompañaron obispos, aunque yo ya ni me acuerdo de a quien saludé, solo recuerdo, que me perdonaron mi forma de saludar en un descanso, apoyada en un árbol: "disculpe que no me levante, pero mis piernas me pesan" le dije a uno, él me tocó la cabeza, y me dijo que no me preocupara.
Despues de 5 días, de caminar, al ritmo de Bisbal y su canción de el Mundial, y todos con la ROJA, ¡con UNA SOLA AMPOLLA!, pero con mis piernas que ya no sé si me llevaban ellas, o mi palo que ya estaba medio destrozado, con mi concha en el extremo superior medio partida...¡LLEGADA A SANTIAGO DE COMPOSTELA!
Llegué al Monte del Gozo, como nosotras ibamos a nuestro ritmo, llegamos con un grupo que empezó a corear "¡ Santa Teresa!" bueno, ahi fue el colme de mi emoción, además de haber cumplido mi promesa, ahi comprobé que llegué con mi mamá, se llama Teresa, y ahí supe que me llevó ella.
Poco después, nos repartieron unas camisetas rojas, y nos concentramos en la plaza del Obradoiro, donde estaban congregados todos los grupos de todo el país: Cuenca, Toledo, Córdoba,.... TODOS, de repente entró una marea roja, ¡ERAMOS NOSOTROS! ¡MADRID! Inigualables, fácil de distinguir.
La emoción se hacía notar por momentos, ya en Santiago dejamos de comer en tarteras y ya por fin comimos sentados en una mesa, con café, y croissants, tiernecitos.
Cada uno ya tenía pensado lo que iba a hacer nada más llegar a Santiago, incluso, a una peregrina, la bautizamos como la "Barbie peregrina" porque pidió cita ¡para la pelu!
Yo después del encuentro que tuvimos en la plaza, se lo agradecí al Señor, si no hubiera sido por Él, nunca lo hubiera logrado.
Después, por supuesto, me fui a por mi Riveiro, que bien me sentó. con su tapita de pulpo, al más puro estilo gallego.
Es una experiencia, única e inigualable. ¡Se la aconsejo a todos!